La bienal del topo (II Parte): Yo tengo una sospecha
OSWALDO PÁEZ BARRERA
La bienal del topo, (II parte): Informe al Patronato.
Yo tengo una sospecha…
Por: Oswaldo Páez Barrera
(–¿…y de qué iba la I parte?– se preguntará el lector con razón. Pues bien: vaya al buscador de Google, escriba mi nombre completo seguido de: La bienal del topo. En segundos tendrá la respuesta . Léala, porque para juzgar lo que hemos visto en las salas de la 9na Bienal, se debe tener como referencia lo que ofrecieron traer los autores de las ideas curatoriales publicadas en ARTEBIENAL Nº 2, así como en el documento titulado Propuesta Curatorial.)
“…como digo, excelentísimo Señor, son rumores. Rumores echados a rodar por quienes quieren opacar la masiva aceptación y los logros alcanzados por esta edición que Usted tuvo el acierto de aprobar, y que, una vez en marcha, nada impedirá que vayamos corrigiendo rumbos para el futuro luminoso de la décima. A continuación, y en nueve acápites, expondré lo que servirá de documento guía para el seminario de clausura que he organizado y que aprobará el Comité.
Agradecido por las orientaciones que su ilustrado criterio sabrá impartirme para continuar con mi desinteresada labor, dígnese leer el texto que sigue, mismo que, ruego mantener confidencial, sobre todo ahora que la prensa anda un poco irritada por los injustificados correazos de que ha sido víctima.
Primero. Todo estuvo muy bien montado para el espectáculo. Qué no hice y cuánto no gastó el Estado para conseguir la asistencia del público para que vea lo qué ideamos los autores intelectuales de la novena bienal, pero, distinguido Señor, el público no participó como tenía que haber participado. La bienal les ha comprado bicicletas, contratado chivas , buses, impreso planos, guías y boletos promocionales, pero nada, el público, sigue reacio a la cultura. La culpa está en los tiempos electorales que desaniman a la asistencia, más no en las explicaciones del crítico de siempre que oficiosamente se ha permitido decir: “la espectacularidad del evento va de la mano con la impotencia connotativa de la mayoría de obras: mucha paja y propaganda para decir simplezas que no convocan.”
Segundo. Ventajosamente los morlacos son algo olvidizos y casi ninguno se acuerda de nuestras disertaciones que fundamentaron la propuesta titulada “Espacios–tiempos identitarios.” Porque, lo identitario, como despertar positivo que nos ha traído la globalización, es un eje transversal válido para toda política cultural. El futuro, pertenece a un planeta de identidades y autonomías en donde, los constructores de muros son bienvenidos ya que evitan los enfrentamientos fratricidas, como en Bagdad. Salida dura pero adecuada que nos llevó a reivindicar lo cuencano , en contra de las ideas cosmopolitas disolventes que hablan de diversidades que nos desmenuzarían en una mundialización sin mote pillo , cuyes ni cholas cuencanas . En este sentido, podemos decir que, una vez más, ha vencido la cordura. Valga esta digresión para evitar malentendidos motivados por caricaturas que se burlan de nuestra Visión y que han osado llamar a nuestra ciudad: “Eljuriwood”… y a nuestro río: “Tubobamba.”
Con respecto a lo urbano, a decir verdad, ni yo ni los dos que me acolitaron lo teníamos muy claro. “Ni la ciudad ni lo urbano –ha dicho el crítico–, se han problematizado artísticamente, no hay obras representativas en torno al tema ni esfuerzos por expresarla con nuevas formas artísticas. Las alusiones al respecto, son dispersas y livianas…” Yo, en cambio, para justificar lo que ofrecimos sobre lo urbano, hice lo que estuvo a mi alcance para chirapear las exposiciones y obligar a que la gente se desplace y los turistas turistéen por QNK. Mi idea fue inicialmente apoyada, pero, en la práctica ha tenido dificultades porque la gente no se desplazó ni los turistas turistearon. No obstante, como vuestra suspicacia le permitirá apreciar unas líneas más abajo, mi visión estratégica justifica esta falencia aparente, y Usted, podrá decirse para sus adentros, que, efectivamente, no hay mal que para bien no venga.
Tercero. El paraguayo que expusimos en la Alianza Francesa no funcionó. Muchos andan diciendo que es una pintura arcaica del tipo Le Parc, el cual, ya no estaba de moda ni siquiera en la 1ra. bienal. Reconozco que nos fallaron los curadores paraguayos. Lo malo de esto, es que el crítico tuvo motivo para decir: “la institucionalización continental como espaldarazo a las tonterías glocales, es otra tontería más.” Y hay tontos que le dan la razón, agregando por su parte que en cuanto a los vídeos, la cosa va por el mismo camino y repiten como loros que hay mucha cinta rodada, correntona y cachicalda , pero ningún milagro.
Cuarto. La narcotecnology nos mostró el lado bueno y futurista de la informática: el topo urbano no dio cuenta del uso de la teletecnología en la guerra y la ciudad global, con lo cual, pudimos conseguir que mucha gente crea que los nuevos medios, no por ser nuevos, dejan de transmitir mensajes soporíferos y lavativas cerebrales que al conectar la gente a la web, le hace creer que está in, mientras dejan caer la baba y creen que la París Hilton y la Madona, solo son unas chaupidoncellas . La estética de la dinotopia, la cronotopia y la inopia, han tenido su espacio y nadie ha reclamado por ello, a Dios gracias.
Lo grandote, no pegó: por ejemplo la valla del amigo Rosero…, pero, como los otros dos dijeron: caballo grande..., ahí está. Los transvanguardismos del Aguirre, tampoco pegaron. No por colocarles en calles y plazas alcanzaron la dimensión de un arte urbano que como Usted sabe, debe ser urbano. Le confieso que esto no fue idea mía, pero, con el cuento de que había que potenciar lo urbano… ahí está. Mejor dicho, ya no está, porque a la semana tuve que retirarlos en vista de que el público, inculto como siempre, comenzó ha echar unas gotas de urea en los bordes exteriores de los marcos metálicos de las obras, por lo cual, el Aguirre se enojó y anda diciendo que va a demandar el pago del seguro. Es el colmo. Nos han visto la cara. En caso de que esto llegara a suceder, desde ya le pido su apoyo para enfrentar la desvergüenza. Lo negativo del mal ejemplo es que cunde y ahora el mosquimuerto del Molina –el de las sombras en la calle Montalvo –, también reclama porque unos forajidos, han jugado carnaval sobre su obra.
Quinto. Lo urbano cuencano y lo identitario glocal, lo ancestral tipo museo banco central, que fue nuestro sueño y nuestra meta celestial, a la hora de la verdad fue traicionado de manera artera. Unos aniñados de la San Francisco , me dijeron que traerían un proyecto artístico integral para potenciar los valores propuestos en los documentos curatoriales . Me entusiasmaron, pero ahora reniego la hora en que les creí, pues, cuando llegó su propuesta, tuve la certeza que habían tomado la bienal por un Salón del Cómic para así burlarse de nuestros valores ancestrales y etnias, de nuestros emigrantes, de nuestros mecenas. Con decirle que hasta de nuestra catedral y religión. Lo identitario y lo glocal que tanto prometían, han sido en este caso objeto de humillación despiadada por parte de estos chullas que no se dieron cuenta de que nuestro ideario curatorial, también les favorecía. Por ventaja, Señor, yo sí me di cuenta de lo que traían entre manos y pude sobre la marcha trasladar sus disparates digitales, objetos perversos e instalaciones, a la Quinta Bolívar, de tal manera que pocos tuvieron acceso a su muestra y no pasan de treinta los malamente influenciados por esta ironía que no nos merecemos. El crítico de siempre, de cuyo nombre es difícil acordarse, dijo en seguida: “Pretéritos futuros no es una obra cómica por el estilo manga que usan en sus dibujos, lo es por dos razones: primera, el colectivo que lo ha creado muestra sus límites al no poder imaginar otra cosa sino lo peor, que de hecho es más fácil, es más stornaiolo, más cuevista, más ciencia ficción amarga de cómic barato y, segunda, porque lleva al ridículo los presupuestos curatoriales de los organizadores de esta bienal. Merecía el premio.”
Ha sido terrible ver a nuestros naturales proyectados en fantoches que cambian sus amuletos ceremoniales por marcas multinacionales. A nuestros chapas convertidos en cajeros automáticos. A nuestro cuy transformado en monstruo y, me temo que a nosotros mismos, caricaturizados, como anfibios Señor, y de la especie “mimesis vivisimus”. Tengo la sospecha que no solo quien suscribe el presente, sino nuestro Curador en Jefe y el distinguido Jefe de Cultura del ex–Banco Central, podríamos estar entre las víctimas. Si la comisión nombrada para investigar este particular, lo confirma, estaríamos ante algo indignante y licencioso, relacionado además con otras efigies de esta propuesta quiteña, aquellas que, diseñadas a la manera de juego didáctico invitan al público a… lanzarles monedas a la boca. Por esto, aprovecho este informe para solicitarle que interponga sus buenos oficios a fin de que estas irreverencias no se repitan. Es más, que los díscolos sean castigados sin que sepan desde dónde les cae el correazo.
Si bien, me concienticé de todo esto apenas llegó, no pude evitarlo y, haciendo de tripas corazón lo disimulé y le bajé el perfil museográfico para no atizar un escándalo que hubiera sido indeseable y devastador. Pasado lo peor, sigamos adelante.
De lo bueno poco, y de lo excelente poquito. Pegar baldositas con fotos de las casitas que nuestros residentes mandan construir, alrededor del mural con el plano de nuestro centro histórico colocado en la esquina de las conceptas , resultó, al contrario de lo anterior, una maravilla: así no quiera el público, pudo ver obras de arquitectura cuencana de gran calidad y gusto, de esas que sacan 11/10 en la facultad. Como resultado de esto, los encargos a los arquitectos glocales crecieron, de tal manera que una de las Misiones de la Bienal, cual es, dinamizar la economía glocal, ha sido coronada con el éxito.
Sexto. Tanto se han quejado los críticos de siempre contra la estética del horror y la muerte a las cuales tan buenas paredes les dimos en ediciones anteriores, que ahora, si bien no la hemos escondido en los armarios, la realidad ha superado todas nuestras apologías al respecto. No solo lo de las fosas comunes en Colombia, lo de Irak y Palestina, sino, casa adentro, lo de Cho Seung-hui y la cárcel de Guantánamo, al ser lo último en la estética de la atrocidad, ha dejado nuestras alegorías como un juego de kindergarten. Pero no hay por qué preocuparse. Debo destacar el hecho de que vamos consiguiendo reducir el arte a una expresión inocua, cándida e infértil y que, mientras los artistas enganchados más abunden en estas cualidades del neo arte, más posibilidades tienen de ser ensalzados por el circuito curatorial legítimo del que nuestra institución por fin forma parte.
Séptimo. El Premio París no podía sino estar influido por los cambios políticos que han tenido lugar en Francia. Sarkozy me ha enviado una nota cordial porque la emigración, el nacionalismo y la xenofobia, están adecuadamente tratados por nuestros artistas que lograron el galardón. En efecto, el vídeo de Ponce&Cueva, entrega una visión, si no reaccionaria de estas temáticas, sí bastante moderada y que no desentona con la filosofía de nuestro evento.
Octavo. A fin de captar la atención que merecía nuestro esfuerzo, tuve que recurrir al autobombo con el cuento de la censura, y que, según nuestros planes, ejecutó el funcionario Barzallo. Ordené difundir la fotografía con la imagen en la cual Santiaguito y su esposo quisieron anunciar al mundo su amor. Valiente pechugonada , que nos permitió acceder a las principales páginas de un rotativo local, mostrándonos ni carcas ni intolerantes. Lamentablemente fuimos noticia de un día, y lo que tanto prometía, no causó la polémica esperada.
Lo del Molina tampoco resultó como pensaba porque si bien le extendí la mano como parte de la nueva política de apertura, éste me agarró del codo. Le traje a QNK con todos los gastos pagados y, no vaciló en botar empañetando la espadaña de las conceptas para hacerse el notorio. Nos engañó, Señor, nos engañó. Es que estos fachosos que se las dan de artistas, son así.
Noveno y final. La crítica, en todo caso ha sido menos dura que la indiferencia. En especial acerca del primer premio. Hasta el crítico de siempre ha dicho: “… una idea alegre, poética y amorosa, en medio de tanta miseria.” Pero, debo poner en su conocimiento que no ha faltado el maldiciente abogado que para dárselas de sabidillo ha salido con el domingo siete de que la Ordenanza de la Bienal establece que los premios son adquisición y que yo, así me pare de cabeza, no podré comprar el reflejo, ni el sol, ni el vidrio, ni el muro de las monjas porque, obra, lo que se dice obra, no hay, es decir, según entiendo, hemos sido lanzados contra algo conceptual . Estoy azarado porque la insidia no se ha quedado allí nomás: ese mismo picapleitos ha pedido a la Contraloría que me glose en los 20.000 dólares USA por un premio cuya tangibilidad no engordará el fondo de premios de la Bienal. El asunto ha pegado, y sé que se lo está discutiendo. Por mi parte, he oficiado al González para que responda a estos que no saben nada de arte, con algún escritito medio enjundioso, pero no se ha pronunciado y no sé si se pronunciará porque como todos los empleados dicen que ya mismo debo renunciar al cargo, nadie me hace caso. Por su parte, el que sabemos, ha dicho que: “… entre los paraísos del mal y las ciudades miseria, el muro, es el símbolo de la ciudad global, pero aquí han querido hacer fiesta con él, decorarle y pretender hacer posible la vida en el imposible escenario de la ciudad, de la polis, agredidas por la globalización.” Todo esto dice, pero por ventaja, nadie le escucha.
Excelentísimo Señor: salvo las exageraciones citadas, el balance es claro: lo administrativamente correcto se ha impuesto sobre lo cualitativamente artístico. Punto. Lo positivo pesa más que lo negativo y, si tengo que retirarme, lo haré con mi conciencia tranquila hasta una nueva oportunidad.”
La bienal del topo, (II parte): Informe al Patronato.
Yo tengo una sospecha…
Por: Oswaldo Páez Barrera
(–¿…y de qué iba la I parte?– se preguntará el lector con razón. Pues bien: vaya al buscador de Google, escriba mi nombre completo seguido de: La bienal del topo. En segundos tendrá la respuesta . Léala, porque para juzgar lo que hemos visto en las salas de la 9na Bienal, se debe tener como referencia lo que ofrecieron traer los autores de las ideas curatoriales publicadas en ARTEBIENAL Nº 2, así como en el documento titulado Propuesta Curatorial.)
“…como digo, excelentísimo Señor, son rumores. Rumores echados a rodar por quienes quieren opacar la masiva aceptación y los logros alcanzados por esta edición que Usted tuvo el acierto de aprobar, y que, una vez en marcha, nada impedirá que vayamos corrigiendo rumbos para el futuro luminoso de la décima. A continuación, y en nueve acápites, expondré lo que servirá de documento guía para el seminario de clausura que he organizado y que aprobará el Comité.
Agradecido por las orientaciones que su ilustrado criterio sabrá impartirme para continuar con mi desinteresada labor, dígnese leer el texto que sigue, mismo que, ruego mantener confidencial, sobre todo ahora que la prensa anda un poco irritada por los injustificados correazos de que ha sido víctima.
Primero. Todo estuvo muy bien montado para el espectáculo. Qué no hice y cuánto no gastó el Estado para conseguir la asistencia del público para que vea lo qué ideamos los autores intelectuales de la novena bienal, pero, distinguido Señor, el público no participó como tenía que haber participado. La bienal les ha comprado bicicletas, contratado chivas , buses, impreso planos, guías y boletos promocionales, pero nada, el público, sigue reacio a la cultura. La culpa está en los tiempos electorales que desaniman a la asistencia, más no en las explicaciones del crítico de siempre que oficiosamente se ha permitido decir: “la espectacularidad del evento va de la mano con la impotencia connotativa de la mayoría de obras: mucha paja y propaganda para decir simplezas que no convocan.”
Segundo. Ventajosamente los morlacos son algo olvidizos y casi ninguno se acuerda de nuestras disertaciones que fundamentaron la propuesta titulada “Espacios–tiempos identitarios.” Porque, lo identitario, como despertar positivo que nos ha traído la globalización, es un eje transversal válido para toda política cultural. El futuro, pertenece a un planeta de identidades y autonomías en donde, los constructores de muros son bienvenidos ya que evitan los enfrentamientos fratricidas, como en Bagdad. Salida dura pero adecuada que nos llevó a reivindicar lo cuencano , en contra de las ideas cosmopolitas disolventes que hablan de diversidades que nos desmenuzarían en una mundialización sin mote pillo , cuyes ni cholas cuencanas . En este sentido, podemos decir que, una vez más, ha vencido la cordura. Valga esta digresión para evitar malentendidos motivados por caricaturas que se burlan de nuestra Visión y que han osado llamar a nuestra ciudad: “Eljuriwood”… y a nuestro río: “Tubobamba.”
Con respecto a lo urbano, a decir verdad, ni yo ni los dos que me acolitaron lo teníamos muy claro. “Ni la ciudad ni lo urbano –ha dicho el crítico–, se han problematizado artísticamente, no hay obras representativas en torno al tema ni esfuerzos por expresarla con nuevas formas artísticas. Las alusiones al respecto, son dispersas y livianas…” Yo, en cambio, para justificar lo que ofrecimos sobre lo urbano, hice lo que estuvo a mi alcance para chirapear las exposiciones y obligar a que la gente se desplace y los turistas turistéen por QNK. Mi idea fue inicialmente apoyada, pero, en la práctica ha tenido dificultades porque la gente no se desplazó ni los turistas turistearon. No obstante, como vuestra suspicacia le permitirá apreciar unas líneas más abajo, mi visión estratégica justifica esta falencia aparente, y Usted, podrá decirse para sus adentros, que, efectivamente, no hay mal que para bien no venga.
Tercero. El paraguayo que expusimos en la Alianza Francesa no funcionó. Muchos andan diciendo que es una pintura arcaica del tipo Le Parc, el cual, ya no estaba de moda ni siquiera en la 1ra. bienal. Reconozco que nos fallaron los curadores paraguayos. Lo malo de esto, es que el crítico tuvo motivo para decir: “la institucionalización continental como espaldarazo a las tonterías glocales, es otra tontería más.” Y hay tontos que le dan la razón, agregando por su parte que en cuanto a los vídeos, la cosa va por el mismo camino y repiten como loros que hay mucha cinta rodada, correntona y cachicalda , pero ningún milagro.
Cuarto. La narcotecnology nos mostró el lado bueno y futurista de la informática: el topo urbano no dio cuenta del uso de la teletecnología en la guerra y la ciudad global, con lo cual, pudimos conseguir que mucha gente crea que los nuevos medios, no por ser nuevos, dejan de transmitir mensajes soporíferos y lavativas cerebrales que al conectar la gente a la web, le hace creer que está in, mientras dejan caer la baba y creen que la París Hilton y la Madona, solo son unas chaupidoncellas . La estética de la dinotopia, la cronotopia y la inopia, han tenido su espacio y nadie ha reclamado por ello, a Dios gracias.
Lo grandote, no pegó: por ejemplo la valla del amigo Rosero…, pero, como los otros dos dijeron: caballo grande..., ahí está. Los transvanguardismos del Aguirre, tampoco pegaron. No por colocarles en calles y plazas alcanzaron la dimensión de un arte urbano que como Usted sabe, debe ser urbano. Le confieso que esto no fue idea mía, pero, con el cuento de que había que potenciar lo urbano… ahí está. Mejor dicho, ya no está, porque a la semana tuve que retirarlos en vista de que el público, inculto como siempre, comenzó ha echar unas gotas de urea en los bordes exteriores de los marcos metálicos de las obras, por lo cual, el Aguirre se enojó y anda diciendo que va a demandar el pago del seguro. Es el colmo. Nos han visto la cara. En caso de que esto llegara a suceder, desde ya le pido su apoyo para enfrentar la desvergüenza. Lo negativo del mal ejemplo es que cunde y ahora el mosquimuerto del Molina –el de las sombras en la calle Montalvo –, también reclama porque unos forajidos, han jugado carnaval sobre su obra.
Quinto. Lo urbano cuencano y lo identitario glocal, lo ancestral tipo museo banco central, que fue nuestro sueño y nuestra meta celestial, a la hora de la verdad fue traicionado de manera artera. Unos aniñados de la San Francisco , me dijeron que traerían un proyecto artístico integral para potenciar los valores propuestos en los documentos curatoriales . Me entusiasmaron, pero ahora reniego la hora en que les creí, pues, cuando llegó su propuesta, tuve la certeza que habían tomado la bienal por un Salón del Cómic para así burlarse de nuestros valores ancestrales y etnias, de nuestros emigrantes, de nuestros mecenas. Con decirle que hasta de nuestra catedral y religión. Lo identitario y lo glocal que tanto prometían, han sido en este caso objeto de humillación despiadada por parte de estos chullas que no se dieron cuenta de que nuestro ideario curatorial, también les favorecía. Por ventaja, Señor, yo sí me di cuenta de lo que traían entre manos y pude sobre la marcha trasladar sus disparates digitales, objetos perversos e instalaciones, a la Quinta Bolívar, de tal manera que pocos tuvieron acceso a su muestra y no pasan de treinta los malamente influenciados por esta ironía que no nos merecemos. El crítico de siempre, de cuyo nombre es difícil acordarse, dijo en seguida: “Pretéritos futuros no es una obra cómica por el estilo manga que usan en sus dibujos, lo es por dos razones: primera, el colectivo que lo ha creado muestra sus límites al no poder imaginar otra cosa sino lo peor, que de hecho es más fácil, es más stornaiolo, más cuevista, más ciencia ficción amarga de cómic barato y, segunda, porque lleva al ridículo los presupuestos curatoriales de los organizadores de esta bienal. Merecía el premio.”
Ha sido terrible ver a nuestros naturales proyectados en fantoches que cambian sus amuletos ceremoniales por marcas multinacionales. A nuestros chapas convertidos en cajeros automáticos. A nuestro cuy transformado en monstruo y, me temo que a nosotros mismos, caricaturizados, como anfibios Señor, y de la especie “mimesis vivisimus”. Tengo la sospecha que no solo quien suscribe el presente, sino nuestro Curador en Jefe y el distinguido Jefe de Cultura del ex–Banco Central, podríamos estar entre las víctimas. Si la comisión nombrada para investigar este particular, lo confirma, estaríamos ante algo indignante y licencioso, relacionado además con otras efigies de esta propuesta quiteña, aquellas que, diseñadas a la manera de juego didáctico invitan al público a… lanzarles monedas a la boca. Por esto, aprovecho este informe para solicitarle que interponga sus buenos oficios a fin de que estas irreverencias no se repitan. Es más, que los díscolos sean castigados sin que sepan desde dónde les cae el correazo.
Si bien, me concienticé de todo esto apenas llegó, no pude evitarlo y, haciendo de tripas corazón lo disimulé y le bajé el perfil museográfico para no atizar un escándalo que hubiera sido indeseable y devastador. Pasado lo peor, sigamos adelante.
De lo bueno poco, y de lo excelente poquito. Pegar baldositas con fotos de las casitas que nuestros residentes mandan construir, alrededor del mural con el plano de nuestro centro histórico colocado en la esquina de las conceptas , resultó, al contrario de lo anterior, una maravilla: así no quiera el público, pudo ver obras de arquitectura cuencana de gran calidad y gusto, de esas que sacan 11/10 en la facultad. Como resultado de esto, los encargos a los arquitectos glocales crecieron, de tal manera que una de las Misiones de la Bienal, cual es, dinamizar la economía glocal, ha sido coronada con el éxito.
Sexto. Tanto se han quejado los críticos de siempre contra la estética del horror y la muerte a las cuales tan buenas paredes les dimos en ediciones anteriores, que ahora, si bien no la hemos escondido en los armarios, la realidad ha superado todas nuestras apologías al respecto. No solo lo de las fosas comunes en Colombia, lo de Irak y Palestina, sino, casa adentro, lo de Cho Seung-hui y la cárcel de Guantánamo, al ser lo último en la estética de la atrocidad, ha dejado nuestras alegorías como un juego de kindergarten. Pero no hay por qué preocuparse. Debo destacar el hecho de que vamos consiguiendo reducir el arte a una expresión inocua, cándida e infértil y que, mientras los artistas enganchados más abunden en estas cualidades del neo arte, más posibilidades tienen de ser ensalzados por el circuito curatorial legítimo del que nuestra institución por fin forma parte.
Séptimo. El Premio París no podía sino estar influido por los cambios políticos que han tenido lugar en Francia. Sarkozy me ha enviado una nota cordial porque la emigración, el nacionalismo y la xenofobia, están adecuadamente tratados por nuestros artistas que lograron el galardón. En efecto, el vídeo de Ponce&Cueva, entrega una visión, si no reaccionaria de estas temáticas, sí bastante moderada y que no desentona con la filosofía de nuestro evento.
Octavo. A fin de captar la atención que merecía nuestro esfuerzo, tuve que recurrir al autobombo con el cuento de la censura, y que, según nuestros planes, ejecutó el funcionario Barzallo. Ordené difundir la fotografía con la imagen en la cual Santiaguito y su esposo quisieron anunciar al mundo su amor. Valiente pechugonada , que nos permitió acceder a las principales páginas de un rotativo local, mostrándonos ni carcas ni intolerantes. Lamentablemente fuimos noticia de un día, y lo que tanto prometía, no causó la polémica esperada.
Lo del Molina tampoco resultó como pensaba porque si bien le extendí la mano como parte de la nueva política de apertura, éste me agarró del codo. Le traje a QNK con todos los gastos pagados y, no vaciló en botar empañetando la espadaña de las conceptas para hacerse el notorio. Nos engañó, Señor, nos engañó. Es que estos fachosos que se las dan de artistas, son así.
Noveno y final. La crítica, en todo caso ha sido menos dura que la indiferencia. En especial acerca del primer premio. Hasta el crítico de siempre ha dicho: “… una idea alegre, poética y amorosa, en medio de tanta miseria.” Pero, debo poner en su conocimiento que no ha faltado el maldiciente abogado que para dárselas de sabidillo ha salido con el domingo siete de que la Ordenanza de la Bienal establece que los premios son adquisición y que yo, así me pare de cabeza, no podré comprar el reflejo, ni el sol, ni el vidrio, ni el muro de las monjas porque, obra, lo que se dice obra, no hay, es decir, según entiendo, hemos sido lanzados contra algo conceptual . Estoy azarado porque la insidia no se ha quedado allí nomás: ese mismo picapleitos ha pedido a la Contraloría que me glose en los 20.000 dólares USA por un premio cuya tangibilidad no engordará el fondo de premios de la Bienal. El asunto ha pegado, y sé que se lo está discutiendo. Por mi parte, he oficiado al González para que responda a estos que no saben nada de arte, con algún escritito medio enjundioso, pero no se ha pronunciado y no sé si se pronunciará porque como todos los empleados dicen que ya mismo debo renunciar al cargo, nadie me hace caso. Por su parte, el que sabemos, ha dicho que: “… entre los paraísos del mal y las ciudades miseria, el muro, es el símbolo de la ciudad global, pero aquí han querido hacer fiesta con él, decorarle y pretender hacer posible la vida en el imposible escenario de la ciudad, de la polis, agredidas por la globalización.” Todo esto dice, pero por ventaja, nadie le escucha.
Excelentísimo Señor: salvo las exageraciones citadas, el balance es claro: lo administrativamente correcto se ha impuesto sobre lo cualitativamente artístico. Punto. Lo positivo pesa más que lo negativo y, si tengo que retirarme, lo haré con mi conciencia tranquila hasta una nueva oportunidad.”
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